Antigua amiga colgando
de ese gancho de fierro
en la esquina del cuarto
vacío, sola y sufriendo,
con medallas amarillas
cuando el sol penetra
por sus angustiosas grietas.
El patio te espera alerta
la luz pondrá de relieve
tu cuerpo ya agotado,
se veran todos
tus defectos pegados
como la hiedra al árbol.
Así caminamos juntos
en tantas jornadas
tus piernas redondas
recorriendo el camino
para llegar a la plaza
donde servía de encuentro
a las amorosas llamadas
de la niña mas bella
que ansiosa esperaba.