Amadeus

N

Ella. Ella con su cuello restringido. Con su collar domándole la vida. Yo aquí. Muriéndome por ella. Enamorándome de su perfil. Queriéndola de la preocupación. Queriéndola domar por aquella noche. Oh, es que me muero por ella. Su humo me asfixia. Su voz me lleva la vida hipnotizada, ella sabe a insomnio. Ella me sabe a vértigo. Su boca me hechiza como vara mágica. Y entre cebada y curado  la noche va bailando sobre nuestros cuerpos. He me aquí sonando disparatada entre hojas que solo caen. Culpo al alcohol por este comportamiento. Entonces noto su sonrisa y mi silencio se hace físico. Solo quisiera estar en su cuello. Pero de revuelo me acuerdo que no soy de estas que ata por poseer. Así que esa mujer debe mantenerse libre para mantenerme enamorada. De lo contrario sus alas serán flor marchita en el invierno y yo seré el frio que las apague. Ella; con su cabello hasta las caderas, me tiene malacostumbrada a dormir bajo el frio entre sus brazos.