Sonríe mientras mires hacia el cielo
y al ver la noche cubierta de estrellas
anheles alumbrar como una de ellas
la honda soledad y el desconsuelo.
Un minuto silente otro de duelo,
sin tener que lamentarse de una huella,
perdida entre la copa y la botella,
sin presentarle al tiempo un apelo.
Siente como los corazones saltan,
y como bajo el cielo una mirada
es preferida entre todas, sólo una.
Que estrellas al cielo no le faltan,
para encenderle a dos una velada,
más le sobra y le basta con la luna.