Apresuras el paso como quien busca
algo, sin saber porque la prisa
y entonces tu rostro desnuda la risa
tan pura, tan cristalina y tan cusca.
y cuelga en tu rostro como del cielo
la luna menguante. Nacarada nube.
ola traviesa que a los labios mueve,
perfumando con su brisa el árido suelo.
mientras a lo lejos se distingue la tonada
de la nota olvidada en aquel violín,
que depende de quien la toque o viste,
puede ser una balada bella o triste.
Y así sutil surge el día de la madrugada;
así como nace la risa, de tus labios de carmín.