Unos ojos inquietos que se cierran, una voz que grita ¡que paso!...un sueño menos que
hacer realidad podrá… pues las manos de la muerte con su crueldad arrebata…una
madre sonriente… en su interior llora, sin que lágrimas de sus ojos puedan salir, al no
creer… que el fruto de su vientre, sus noches en vela y dedicación de quince años ha
ignorado, tomando la decisión de acabar con la vida que un día como regalo el Dios
supremo le obsequio, para dar sonrisas y alegría a ese ser que nada le negó.
fuiste una gran madre enrriqueta. Dios te de la fortaleza