Vida que en paz estamos.
Esquivo la mirada del mundo,
pues es inquisidora y me condena.
Me someto al silencio de una habitación,
vacía y ajena, sin aire que me sostenga.
Respiro el devenir de sollozos marchitos;
de un tiempo muerto que quiere revivir.
Abro un camino de sonidos angelicales,
que llegan desde el cielo ante mí,
los ofrendo y se vuelve luz la oscuridad.
Se llena de un batir de alas,
donde quedo inmersa y suspendida.
Vida que en paz estamos.
Sos el latido, el despertar, el nido,
donde quedó vacío, dormido el ayer…
que me sostiene para volver a nacer.
Teresa Suárez.
16/10/13