“EN MI CALLE, TU NOMBRE”
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Niña, a mi calle ayer puse tu nombre
y a mis flores, color de tus mejillas,
en mis hojas entinto unas coplillas
y como no, un soneto que te asombre.
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Ayer muerto en mi calle cayó un hombre,
yo lo maté después de unas rencillas,
por ofender la luz con la que brillas,
no permito que nadie te renombre.
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Hiriendo con mi faca al mal insulto,
soy el verdugo cruel de aquel osado,
dejándolo cadáver insepulto.
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Sabiendo que seré también buscado,
objeto de venganza, sin indulto
y caeré en tu puerta acuchillado.
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Al punto desangrado,
bendita de mi muerte llega esta hora,
pues muero defendiendo a mi señora.
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Carles C. 15/X/2013