Esa mañana empobrecida con tinte de anochecer
no me ha despertado del silente sueño,
ella es la esencia de mi sereno dormir,
me niego a despertar a una realidad inquieta,
cada gesto, cada susurro, cada mirada,
cautivan mis noches aferradas a la almohada
ella es la escritura de mi pensamiento.
¡Cuánta alegría se ha posado en mi semblante!
como no querer cerrar los ojos
si allí empieza a deslumbrar con sus encantos,
he grabado cada tejido de su cuerpo,
he llevado ese recuerdo a tejerse en los sueños.
Aun en los días paralizas mis sentidos,
mucha dulzura no empalaga a mi sequía,
me has llenado de sosiego y fantasía,
has abierto las cortinas de mi alma
alojando mi admiración en los rincones de su cuerpo.
El tiempo es solo una exhalación,
corto y ligero cuando estoy junto a ella,
¡Cuánto cuesta entregarla a la distancia!
no se ha marchado fijamente
y quiero soñarla aun cuando estoy despierto.
Siempre estará ascendiendo por mis venas,
recorriendo tiernamente en los recuerdos,
contare los días que no la tengo,
pensando cada segundo en su imagen,
la llevare por siempre en mi corazón,
hasta que la oscuridad marchite
la llevaré en mis sueños.