Va como naufrago desconocido, es su seudónimo, suspiro de oro y rompe el silencio con leve imploro la mustia voz, del vate bendecido. Florirá de nuevo, para inmortal bailar al compás del sistro silento, ¿por que llorar? si fuera de contento, por el poeta, él: ¡Fulano de tal.! Tu, noble poeta, de versos, prosas, ¿dime si miento? que perpetuamente, escribes tranquilo de muchas cosas. Un latido del vesperal amante, será motivo, de gran alegría, o para una lagrima diariamente.
Rafael Mérida Cruz-Lascano