Oigo tu silencio,
lo respeto, pero no me agrada
del ayer preso.
Escucho el vacío,
y siento la cortina de lágrimas
que te aprisiona.
Rompo tu silencio
con suave música de palabras
versificadas.
Nos salvaguardamos,
convirtiendo la lluvia en sonrisa:
nuestra divisa.
Nos entrelazamos
en un suave baile de caricias
que nos envuelve.
Veo tu sonrisa
como se transfigura en delicia:
bendita magia.
Seguimos viajando,
bajo un nuevo cielo tapizado
de nubes blancas.
16 de octubre de 2013
Pau Fleta