Siempre supe que entre tú y yo
había algo distinto
a lo que el mundo disfrazaba
tonto y divertido
y tu jugando lo negaras,
sin atreverte a decirlo,
como una mentira piadosa
o una broma sin sentido;
yo sentía y tú callabas
tú sentías, yo olvidaba
que tu corazón no podía ser mío.
Y aunque ya estoy lejos de olvidarte,
aunque te tenga que dar lo mismo,
todavía no es tarde para decirlo,
aunque tal vez sea tarde para amarte.
J.M. García
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