Regresar quiero a la línea horizontal
que el mar impone en la distancia,
hacia aquel azul nunca quieto, átomos de luz.
Al murmullo terco que no se acalla
a esas vibraciones llamadas olas de sal
a ese vaivén de espuma y burbujitas
esas caricias de la brisa y tu recuerdo.
Pisar con los pies desnudos los fragmentos
de conchas hechas añicos, la arena.
Imaginar mundos de agua, profundos
como este rezago de alegrías llamada tristeza.
Mirar quiero gaviotas de plata y plumas
pelícanos ciegos de picos grandes.
Sed de ocasos la escena debe acabar
para regresar a la noche tibia del regreso
sentir que mi memoria no me engaña
que solo imaginé el mar, su bisexualidad:
la mar, el mar, llama, lleva, me despide.