Si me abandonas,
¿qué será de mi vida?.
Supones que mi vida será la misma.
No, estás equivocada.
Sabes cuánto te amo.
Quieres abandonarme,
porque dices he perdido mi juventud.
¿Cómo debo interpretarlo?
¿Te refieres a mi juventud facial o sexual?
Querida, no quiero ofenderte.
Tú no eres una adolescente.
Ni tampoco yo.
Si es facial... todos cambiamos
a medida que pasan los años...
no eres tú una excepción...
¿En lo sexual?
Aún tengo cargas para descargar.
No son consecutivas,
como hace poco tiempo,
pero no debes quejarte...
también tú en este aspecto,
hay una diferencia...
Ahora, si ya no me amas,
y estás demente,
otra es la situación.
Tenemos antiguas fotos de ambos...
compara lo que tú eras antes,
con lo que eres hoy...
¿notas alguna diferencia?
Claro que sí.
Tú y yo hemos dejado de ser
personas curvilíneas,
de físico joven y subyugante.
Estamos los dos en la misma
imagen física. Reconoce como yo
que ambos hemos cambiado.
¿Ha cambiado tu sentir,
tienes distinta alma,
los años te han cambiado la mirada
y hoy no sabes reconocer
que el ser que tienes a tu lado
es el mismo de hace décadas?
Quédate sin respuesta.
Hoy no quiero escucharla.
Verdaderamente tu alma
debe responder a mis preguntas...
si ella está envejecida,
no la mezcles con la mía,
porque lo que sentía por ti
hace ya treinta años,
también lo siento hoy...
mi vida ya no será la misma...
pero he de seguir viviendo,
no te quepa la menor duda...
hasta que el Señor me llame...
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 17/10/2013)