Alcanzando el cielo entre los susurros
de suaves melodías que susurras,
bañan con la humedad de su rocío
caricias que tu piel en mí rocía.
De oleajes la mar está sedienta
su fondo de ambrosía va sediento,
vaivenes van dejando al descubierto
la euforia por los peces descubierta.
Me fijo en tu mirar y entonces tiemblo
cual tierra en los seísmos libre tiembla,
tus brazos son mis alas para el vuelo
de plenitud del ave cuando vuela.
La palma de la costa surge inquieta
el canto de gaviotas luce inquieto,
la brisa con su paso da sosiego
el mar, la sed de fondo la sosiega.