Alfonso Vite

Eurínome.

Cansado de caminar por un extenso valle de desolación, cierto día mi alma miró al horizonte, e hipnotizada por un espectro flamante, caminó largas jornadas hasta enfrentarse con una figura pétrea, cuyos ojos llenos de vida la atraparon. Su mirada reflejaba antiguos océanos olvidados por marineros de tierras primigenias: misteriosos y arcanos, hermosos y encantadores, así son los ojos de Eurínome. Desde entonces, soy un errante en la profundidad de sus dos océnos, he probado el cierzo y los vientos salados de su esencia, envuelto en su nostalgia he naufragado en tierras indómitas de su alma:

Sus ojos contienen esa inmensidad que aletargaron a mi corazón en una infinita ataraxia. 

 Citlaltocani 15-10-2013