Quedaron en hielo tus cosas
no se movieron y empolvaron
la leña mojada, las ramas frondosas
baules de ocote, que a tu muerte, por ti pactaron
dejaste el cuarto ausente y oscuro
cubierto con el humo que jamás soplarias
y al trapo y la escoba firmes como muro
así espera todo porque no dijiste que morirías
cansadas las tejas, el patio perdido
la luz de la tarde baña a tu tronco perfecto
con el que mirabas, sentada, al ave y su nido
con el que rezabas, mujer, a tu esposo muerto
esperan por ti tus cosas amadas
rezan calladas, te suplican a ti amante
las cosas tuyas, inertes y cansadas
te oran y te buscan desde que tu, anciana, marchaste.
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