Ascenderá mi alma,
por la interminable colina del silencio,
como el cristalino roció de la mañana
cuando el sol se aviva,
enmudecerá mi trova,
doliente canción al tiempo acaecido.
He rodado por el espinoso
callejón de la vida,
arrastrando mi silencioso llanto,
mientras mi nombre
suspira al recordar el suyo
y vuelvo a caer en un mundo
donde se vegeta,
en un ambiente de tristes letras.
Y ya vencida mi esencia de poeta,
también se extinguirán
mis dolientes letras,
y seré tan solo
un efímero espejismo,
que un día gris osó
escribir sus tupidas tristezas.