En instantes de belleza nocturnal
vislumbro tu figura
entre suspiros de Luna,
que me cautivan
en embelesos de amor.
Tus ojos de ángel atrapan
cada rayo de plata
que emiten
los cautivadores destellos
de nuestra cómplice de amores.
Entre te amos y besos,
abrazos y caricias,
emprendemos el vuelo de ensueño,
donde la Luna es nuestro lecho.
El tierno amanecer
interrumpe nuestro idilio,
mientras el suave aroma de las rosas,
colma nuestros sentidos,
impregnándonos del fresco rocío,
solo en la espera
de nuestra nueva entrega,
en un claro de Luna angelical.
Eterna cómplice de mis amores,
no calles los gritos de mi alma,
jamás apagues las luces de esas noches,
aún cuando llegue el alba.