con la lluvia surgiste, de repente,
me pediste otra vez una moneda,
y te fuiste rabiosa, cual quien queda
mal con todos a causa de un ardiente
deseo de marchar a la caliente
casa de cartón que si te acepta.
no me diste un beso, de incorrecta,
te fundiste en el agua de indecente.
en mientras tu embarazo se te crece,
te sabes deseada y el celoso
no te deja mirar y se merece
todo aquello que ocurre por ser soso.
te sientes deseada y cagas heces
sobre aquel que pudiera ser tu oso.