Naima Andrea

Pobre corazón

Sí, lo quise. ¿Y qué?

Al final, solo yo salí perdiendo.
Ahora solo puedo evadirlo,
porque lo veo y mi corazón quiere salir a su encuentro.

Pobre corazón mío, que me odia.
No puede entender que es mejor estar lejos,
y evitar ver sus ojos, su sonrisa,
olvidar por completo sus besos.

Pobre corazón, digo.
No puede comprender que no tiene lugar en ese mundo.
Que las caricias, los ojos, las sonrisas, los besos,
van a otro destino, quizás mas dulce, mas lejos.

Pero sí... cada vez que lo veo, mi corazón quiere correr a su encuentro.

¿Cómo te explico corazón,
que no eres tú su deseo?
Que son otros ojos los que observa,
que no habitas tú su recuerdo.

Y sin embargo corazón, ¿qué mas quisiera?
que librarte a tu abandono,
que te abraces a él con fuerza.
Pero es imposible, corazón.
Sólo te evito el daño de la afrenta.


Una vez te entregaste,
te diste sin reserva,
y solo excusas obtuviste a vuelta.
que no eras lo que buscaban,
que no cumplías con la oferta,
así que, entiende corazón,
sólo te evito el daño de la afrenta.

No serás correspondido,
y yo en el dolor,
curaré tus alas rotas cuando vuelvas...