El humo es sirviente del aire,
y me inquieta,
la sombra me pregunta por su padre
que a medio desierto le espera llorando,
dunas empapadas en llanto,
el miedo acaricia mis venas, (¿miedo?).
Mis piernas ya no responden al canto de las sirenas,
la luna a medias se parece a mi barco,
que no daría por estar contigo a la deriva
sin anclas, sin velas.
El placer de las aves es la libertad poética,
mi Paola es ambrosía de Dioses,
los angeles sufren al no tenerla.
Imagino montañas pidiendo silencio,
mi erótico manjar alimenta a otro hambriento,
mientras yo muero de hambre
como angel en celo.
Voy como loco pisando hojas muertas.
ALONSO VILLANUEVA