Quiero amarte, pero no debo, eres prohibida.
Anhelo rozar tu mano junto a la mía; que vana ilusión,
estás distante para mí. Entre más deseo tus rojos labios,
más se alejan de los míos. Solo en sueños soy feliz;
en ellos eres mía en cuerpo y alma,
en ellos, ahogo esta pasión de amarte,
de poseerte, de unirnos mutuamente…
Pero jamás será así, por siempre serás prohibida para mí.
Y con mis sueños solo he de conformarme.