Si pacientes persiguen mis dedos los ritmos ardientes de tu corazón
que haciéndose eco en tu cálida vena, se agita y palpita
y acompasa con ritmos de vida, latiendo su dulce canción
que marcando los tiempos nos unen tu vida y mi vida,
siempre, delante, presencia, testigo del juego, mi único Dios...
... a eso le llaman Felicidad.
Y tus manos rozando mis manos...
diciéndose versos en ritmos pausados...
y con mil caricias,
llevando el compás:
piropos, requiebros, sonrisas,
palabras de un amor eterno,
bañadas en música tímida
cantadas por el mejor juglar...
... a eso le llaman Felicidad.