Somos el tiempo en mundo de quimera
en día esplendoroso y en oscura
noche. Somos la nada con diablura
cuando rogábamos que nos quisiera.
Del que quisimos a pena reflejo
queda, a pesar que tallamos con fuego
bajo sacrificio e incluso con ruego,
hasta cambiamos imagen de espejo.
Vamos sin fin, ni nada prefijado,
mientras el tiempo acuña su moneda
y la flor de primavera se aleja.
Un día el brete encontramos cercado
entonces buscamos algo que queda,
sin embargo ya es en vano la queja.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
Para una extrema libertad he nacido, de saberlo mi madre, no me hubiera parido…