La buena tierra
encuentra la forma
de mantenerme contento.
A pesar de las malezas,
de los secos veranos
y los fríos inviernos.
Cuando menos lo espero
se llena mi plato
de rojas cerezas.
Regalo del árbol
que peleó conmigo
años y tristezas.
Nada en este mundo
se parece tanto
a una dulce madre.
La que hace miel de las flores,
y con caricias verdes,
dorados panes.