Anclado en la Villa y Corte
en este verano sediento,
náufrago de mis amores,
de soledades muriendo,
te remito este mensaje
con mis últimos alientos.
Nubes que voláis tan alto,
golondrinas viajeras,
línea de los equinoccios,
alto de las siete esferas:
¡Servíd de guía y compaña
a esta palabra viajera!
Con vuestra ayuda y socorro
a este náufrago perdido
remita mi desconsuelo,
mi angustia, mi desatino,
mi noche de desamparo,
de este vivir que no vivo.
¿Creéis que ella no siente
en su corazón de fresa,
en su alma y en su cuerpo,
la sed de encontrarse cerca
del halago de mis besos
en sus labios de canela?
¡Pues volad ya sin demora!
¡Corred y no entreteneros!
Llevadle éste mensaje:
\"¡Que por tenerla me muero\"!
\"¡Que ciego tengo los ojos
de buscarla, y no la encuentro!\"