Recuerdo vagamente
cuando a caminar aprendí,
tal vez un poco impotente
pero mi primer paso di.
jugando siempre a ser grande
(veía el mundo como juego)
no conocía maldad, ni ego,
de Dios en casa escuche.
El proceso de niño a hombre
es como la noche y el día,
pasa como parpadeo de ojos,
en una tarde sombría;
donde el olvido a lo lejos
pasa sin que te nombre.
Lo bueno y malo que tengo,
plasmado se encuentra
en palabras que uno siembra
en bosques de la memoria,
que al cabo del día es historia,
que dice de dónde vengo.
Riquezas no he cosechado,
como soñaba de niño,
pero he cosechado cariño,
por los senderos que he andado.
La mano la he extendido,
como violetas sobre el verde prado;
en el pecho llevo prendido,
amores que me he ganado.
Esta travesía de ser humano:
tiene alegrías y tristezas,
siempre hay quien te tiende la mano,
cuando has perdido la cabeza.
Las primaveras las cuento,
con latidos del corazón
y en el invierno intento
encender las cenizas y la pasión.
Es difícil ver un árbol viejo
y no querer de él hacer leña
un día me veré igual en un espejo
y diré este viejo a un sueña.
En este caminar ve las huellas
que dejaste en tu camino
sé cómo Dios, profeta peregrino
siempre siguiendo las estrellas.