Tu cuerpo tiene la frescura y la magia
inmensurable
y salvaje de los verdes valles
huele tan dulce y profundo como aroma
de azahares.
En tu cuerpo viven la seducción y la gracia...
No decir que me encantas sería una falacia
tu figura me fascina como las montañas
que coronan como a un monarca
al fastuoso Tafí
o como el sol perpetuo de Amaicha
que en el ocaso se viste de un rojo carmesí.
Cuerpo sonrosado que se asemeja
a un ave tierna
ávido de caricias suaves
terso y blando como la contextura
de las uvas
de las viñas generosas
de Colalao del valle.
Sensual tucumana mía
que incitas mi fantasía
tu silueta liviana, tiene el donaire
de las rosas glamorosas
y únicas
que solo encuentras
en el jardín de la República.
Tu forma es como la blanca
y viajera
nube que pasa como una ilusión:
de configuración elíptica
y matemática como una ecuación,
eres digna de idolatría.
Tu cuerpo claro de luna,
de la luna romancera
y eterna que repiquetea
en la zamba de mi tierra norteña
despierta mi pasión...
Adolfo César (NAZARENO)