La reina
A ella le dicen la reina
Porque el poeta se arrodilla cuando pasa
E ilumina la noche con su beso.
¡Ay, que bella es ella!,
Tiritando como estrella de los sueños
Ante la noche que se empapa de sus luces
Y al suave temblor se espanta…
Tiembla, desde sus fases y sus vértebras
Como un corazón que acaso viera
El alma misma de los dioses.
Así es ella, brillante y bella
Como la semilla pintoresca de las flores
Que parpadea entre pimpollos de colores
Al encarnar la eterna luz del alba.
A ella le dicen la reina,
La de los ojos vivos
Que aclaran en sus fauces
El alma misma de las almas.
¡Ay mujer que bella eres!
Para morir de amor la tropa entera de los poetas
Que sin beber el verso mismo de los versos
Al fin pudiera ver solo musas de ti
Saliendo y saliendo, de los ombligos del aire
Volando como espejos al cielo
Donde solo alumbra el poniente infinito.