Se siente ahora un adiós en el aire,
existe una tristeza cierta que nadie
puede así, de pronto, hoy percibir.
Es triste ver cómo nos cambia todo,
nada lo percibimos de igual modo,
pero aún soy el mismo al escribir.
El que mil veces “te amo” te dijo,
no fueron mil las veces, corrijo...
sabes que son del todo incontables,
que hizo serias, situaciones risibles
y cosas que las creías imposibles,
las convirtió en sueños probables.
Te reías nerviosa de mi demencia,
pero de mi amor amabas la esencia
pues siempre fue un amor fuerte.
Era una aventura un tanto riesgosa
y con el tiempo se hizo maravillosa
la divina experiencia de quererte.
Ah, pero es que esto lo construimos
y parece que algo nunca lo tuvimos
y por eso ahora todo se nos derrumba,
habremos hecho juramentos tal vez,
tú habrás jurado amarme hasta tu vejez
y yo juré amarte hasta en mi tumba.
Pero jurar por lo visto es insuficiente,
no bastó que fuera contigo un demente
que con sus locuras alucinar te hacía.
Aunque eras flor bella en mi jardín,
debí saber que también tiene su fin
una flor si más que realidad, es fantasía.
El sentir se disfrazó, quién iba a creerlo,
no seré tu amor y tú tampoco has de serlo
y bueno... esto se tenía que acabar un día.
Así como hubo un comienzo, todo acabó,
quizá sepas un día que el juramento cumplió
aquél que dijo que hasta en su tumba te amaría.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
22/10/2013