Tengo un recuerdo bonito,
nunca lo he de olvidar,
en mi memoria está presente
y acompaña del corazón su palpitar.
Ése recuerdo tan lindo
a veces me hace llorar,
cuando que te veo tan chiquita,
acabadita de llegar.
Eres tú mi princesa
la mitad de mi vida ya,
me haces feliz con tus risas
y tus penas me hacen llorar.
Con esos ojos tan puros,
con una sonrisa en tu faz,
corres gritando mi nombre
y me abrazas contenta
cuando regreso de trabajar.
Tenías sólo días de nacida,
tus ojos buscaron mi rostro,
tu mano apretó mi dedo,
y me viste con mirar profundo.
Cada que lo recuerdo,
mojo el papel en que escribo,
sé que no podré pagarle a la vida,
el precio de que hayas nacido.
Me colmó el señor de bendiciones
agradezco en infinito al cielo;
quisiera construirte mi hija
un mundo sin penas, ni llanto,
construirte un mundo nuevo.
Alberto Morales Ureña
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