Tiene la cabeza nevada,
el andar cansino
la mirada impávida.
Ah, cuanto dolor exagerado
cuanto placer negado
cuanta vitalidad desperdiciada.
En la vorágine de sus quejas
proclamadas, una a una
posibles dichas deshojaba
marchita flor de una vida
que pasaba, sin haber brindado
su perfume a las mañanas.
Sin haber sentido la piel
acariciada, ilusa fue...
Pensó que el tiempo
la esperaba.
BlancaLis