La noche se ha aplacado con la Luna
Por besos de un amor apasionado,
Mirando un gran sentir alborotado
En un viril espejo de fortuna
El éxtasis vehemente, que no ayuna
Se impregna de un romance obsesionado,
Y deja a esbelto cuerpo bien manchado,
Lamiendo hasta sus huesos, por hambruna
No hay miedo ni caricia inoportuna
En medio del placer inagotable
Y hay líquido y sudor como laguna...
La piel es buen deleite permeable,
Y el cuerpo nuevamente desayuna,
Jactándose en fricción inevitable…