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En la penumbra de la noche,
apenas divisadas las formas,
llego a vos,
tenue figura de mujer enamorada.
Impaciente me aguardas
sutiles velos desprenden,
las manos que se buscan,
se rozan y enlazan, caricias ardientes,
gemidos que se escapan
seducción de inequívocas miradas,
labios temblorosos, la piel aguarda.
Te yergues para mí, intacto, virgen
fuera del anhelo de otros cuerpos.
Lentamente te desciendo,
perfecto mástil cobrizo,
piel suave de terciopelo,
humedales fecundos donde confluyen
las márgenes del río nuestro,
que corre lento, estaciones sin tiempo.
Fuego, ternura, amor, pasión y deseo
somos cóncavo y convexo...
Me recibes,
en primitiva danza de los cuerpos,
colmas en plenitud todos los sueños.