Oh, cuán poco te pido...
con qué mínimo deseo
que puedas otorgarme,
puedo llegar a tener
un instante de felicidad.
Eso está muy bueno en mí.
Hoy, un día más para ti
y también para mí.
Ya ha llegado la noche.
Ya estamos prontos para acostarnos.
Déjame acariciar y tener
tus manos junto a las mías.
Déjame llevar una de las tuyas
hacia mi corazón.
¿Sientes mis latidos?
Mi corazón está muy feliz.
Siente sobre él,
tu caliente mano.
Déjame besártelas.
Hicimos el pacto
de quedarnos quietos.
Pero eso no quita
que bese y acaricie
tus manos, amor.
Trata tú de dormirte...
también yo he de hacerlo.
Hoy, solamente,
besándote las manos.
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 23/10/2013)