El niño despertaba, y como siempre llamaba a su madre. Al llegar junto al pequeño con suabe voz le preguntaba que ocurría. Y él respondía- ¡el mar viene por mí, me hará daño!- y lloraba. La mujer muy serena (como suelen ser las mamás) acariciaba su cabello, besaba su mejilla. Y luego respondía…- solo ha sido un sueño mi niño lindo. EL mar no te haría daño, él te arrulla, te mece en sus olas como mis brazos suelen hacerlo, te canta canciones que hablan de viejas leyendas… como lo hago para que duermas, y te trae regalos de seres que habitan en él…como lo hago en tu cumpleaños. Si lo miras con atención seguro descubrirás tus sueños, y verás que todos y cada uno de ellos son tan bellos como tú. Entonces el niño sonreía, se acomodaba en los brazos femeninos cerraba poco a poco los ojos y mientras se iba quedando dormido, volvió a decir…- mamá que bueno, ¡el mar viene por mi!-