¡Oh silencio que como el
tiempo o como el cristal,
vibras en las hojas secas,
en los senderos que abrazan
los sueños, en la cuna de las
miradas de las piedras!,
¡oh estrellas quien pudiera
derramarse en poemas, y ser
simplemente la voz!
\"Me gusta amarte cuando la luna cae,
y sentirte recostada en mí, haciendo la noche\".
He visto la voz de los atardeceres,
cada uno lleva tu nombre,
he comparado todo rojizo de otoño con tu alma,
un racimo de paisajes es tu estación,
pensarte es simplemente que las palabras se
apoderen de mí,
que me susurren con su voz de lento crujir,
que vaguen solas por mi dentro en
una infinita red de deseos, y no tenga más
motivo que dejarme llevar,
por esa voz, por ese reencuentro con el canto
del crepúsculo, de las aves,
por esa manera que tú tienes de amarme,
apareciendo y desapareciendo,
de todos los colores y también, acento de madrugada,
porque me gusta lo mismo que a ti,
ser rebelde de las utopías,
hacer de cada ruido un espiral
y de cada manantial una melancolía,
brindar con la vida y escuchar su voz por doquiera que vaya,
porque me gusta amarte a media voz,
a mitad de pasadizos cenicientos,
de caminos habitados sólo por nubes,
de preguntas que preguntan insisténtemente por ti, a los árboles.
Me gusta amarte, lo sabes,
pero no quiero acostumbrarme,
quiero cada día correr el riesgo de perderte y entonces,
nunca evitar la pasión,
no dar nada por cierto,
enamorarme de ti vez tras vez y que tú hagas lo mismo,
compartir contigo los sueños,
tal vez viajar o no, pero leer,
no quiero amarte y dejar de intentar el amor,
me gusta amarte, y en horarios imposibles robarte un beso.
¡Oh silencio!,
dile que yo la quiero sin principio ni fin,
que la quiero para siempre,
que para siempre es hoy.
T de S
MRGC
Namaste