Con tu piel morena
y tus ojos oscuros,
me envolviste de ensueños
y me dejaste absorto.
Esos labios carnosos
que he soñado besar,
son la puerta del cielo
que deseo cruzar.
Y tus curvas femeninas
rebosantes de vida,
a mi tacto embelesan
y envenenan mi vista.
Es tu cabello rizado
como un estandarte,
que abandera a la hembra
que es una obra de arte.
Tu mirada denota
la pureza de tu alma
y la nobleza del pecho
donde late el amor.
No ambiciono cortar
esa fruta prohibida,
pero quiero impregnarme
de su belleza divina.
Admirar su hermosura
en todo su esplendor,
sería incapaz de cortarla,
por no causarle dolor.
Alberto Morales Ureña
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