Si nacer y morir
no fueran sino instantes distintos de un acto sucesivo,
si el placer y el dolor que nos mantienen
eternamente vivos
acaso no sean más
que el trance repetido de sabernos.
¿Quiénes somos tú y yo
que nos cogemos las manos y creemos
atrapar todo el mundo al abrazarnos?
Es posible que el tiempo y la memoria sean lo mismo
y así
cuando veo en tus ojos que amanece
y hay palomas que observan nuestros cuerpos desnudos
no te puedo decir si está ocurriendo
o es que somos fragmentos que aún perduran
de todo cuanto fuimos.
¿Dónde van los recuerdos si no hay nubes
y las llamas se avivan
y el final de la noche nos encuentra
nuevamente cogidos de la mano y con la duda
de saber quienes somos,
si ser es haber sido y existir es no ser,
esa sospecha
de que nada ha ocurrido y todo espera
que las piedras se incendien para serlo?