Al marcharte te llevaste algo de mí
Algo que no era tuyo totalmente aún
Me refiero a eso por el cual callamos
O mejor dicho, que callé ante tu disimulada complicidad
Pues no veía como confesártelo
Sin no dejar de temer por lo que escucharas,
No tuve el valor de expresar lo que sentía por ti en ese momento
Y las tantas veces a tu lado
Rondándote, mirándote…sólo mirándote
Tragándome esa bendita palabra que lo delataría todo
Pero no, no quería salir de esa especie de encantamiento
Encantamiento cada vez que te contemplaba inocente
Y la ensoñación que provocaba
Al callarme lo que sentía,
Como tratando de apagar el fuego
Regresándolos a las cenizas
Y tenerlas allí adentro
Atesorados en algún rincón de mi alma
Escogido premeditadamente por un temeroso corazón,
Para que en mi más deliberada soledad
Pueda yo embriagarme
Con esa ínfima y esperanzadora promesa de fuego
Centellando caprichosamente ante la proximidad
Liberadora de esa hoguera irrefrenable
Llamada pasión,
Pasión por consumirme dentro de mí
A través de ti o pesar de ti,
Pero ahora que te has ido
Solo esas cenizas quedaron,
Quedaron donde debieron quedarse
Añorando tal vez tu regreso
O para concluir al final
Que todo no fue solo eso
Un caprichoso juego del amor,
Y por eso no te he olvidado
Ni te olvidaré
Y yo solo sabré un cosa:
Que seguiré esperándote.