Una taza de café, una pluma...
un retazo de papel...
tu imagen como el día aquel
en que te fuiste y que me abruma.
Escribo, recordando que te has ido,
frente a mi, tu fotografía que me atrae,
se asoma una lágrima discreta que se cae
empapando tersamente el contenido.
Guardo tu recuerdo en mi mente
que aparece a cada instante...¡atrevido!
provocando una sonrisa dulcemente.
Recordándome ese tiempo que se fué
¿escribo algo?...¡no!, te recuerdo simplemente
mientras bebo de la taza...¡ese café!.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN., MEXICO, Oct.27/13