Ayer fue una noche estrellada y perfecta. ideal para que recostásemos nuestro cuerpo en una tela tendida en aquel verde y maravilloso prado, junto a una botella de aquel licor barato que tanto te agrada y un tazón repleto de uvas .
Ayer hubo luna llena, fue una noche perfecta para acostarnos y admirar aquella luz que emana de tan esplendoroso milagro de dios, disfrutar de aquella sensación de calma y paz que se siente al mirarle fijamente.
Ayer se presento el momento perfecto para detener el tiempo y disfrutar momento a momento aquella coreografía organizada por mi cerebro a motivo de celebración de tener tanta hermosura al frente mío, parar y sentir el ritmo que genera mi corazón al cerrar los ojos y pensarle.
Ayer fue una noche hermosa con una luna llena y unas estrellas que al parecer bailaban al compas de mis latidos, una noche perfecta para exclamar: “que hermosa es la mujer que observa las estrellas mientras yo no despego ni un segundo la mirada de su preciosa sonrisa y sus frágiles pomos. Que hermosa es aquella mujer que con tan solo mirarme, hasta la luna y toda su perfección, se ve como una obra sin culminar.