El día en que yo y mi mismo seamos un solo, ese día estaré completo, no me faltara nada ni me sobrara alma ni corazón, seré el viento en el aire y serán el corazón en mi sangre.
Cuando un suspiro venga acompañado de un tierno beso en la boca o en el cuello, sin aliento de mi cuerpo, te mirare y me veré en tus ojos, pudiendo observar como tu ser me adopto, como si fuéramos un solo espíritu atrapado en dos corazones que se atraen como polos opuestos sobre cualquier fase de la luna.
La noche en que te haga el amor hasta el amanecer y que amanezcas entre mis brazos, y al despertar me acaricies suavemente mi piel con tus labios ese día no habrá complemento que sobre en nuestro nido de amor.
Cada que te abrace a mi como mi pecho a mi dorso, nuestros corazones se unirán para latir a la par del ritmo de las olas, a destiempo como las horas, puntuales como reloj, el universo se colapsara para hacer que tú y yo nos unamos en sagrado matrimonio sin papeles, ni testigos, solo tú y yo haciendo con un beso, una brazo y una mirada el amor.