Alexander J. Montero

SUS FLORES AUSTRALES


Devoción a ese temblor de azules
de caminar ecuestre,
de perpetua vida, de mi amor
de sabor añejado en encino,
de maldiciones y de poca suerte.

Se rompió en el antesis.
Abrió la flor y dentro de su corola
abría también la noche,
dentro de ella tronaba el mar
y movía con rabia
el viento su susurro y su florete.

De tan hermosos pétalos
miraban las pupilas de la noche,
era la nostalgia de playas desiertas,
de solitario enamorado
con la mirada clavada en el eterno contar
de las antepasadas estrellas.

El cuento de una flor tal
corrió entre los ríos
se desbordo por sobre encima de sus riveras.
Se supo entonces su nombre,
se supo entonces el color de sus ojos
y languidecieron todas las cosas bellas.

Luego la flor murió,
callando para siempre su secreto
y apagando relojes,
todo se quedo sin aliento,
el sol se levanto y su lluvia cayo
sobre el suelo, nadie supo de donde salio,
nadie supo de donde despertó tal sentimiento.

\"A la flor que nace y muere,
el sentimiento frió de amor que se siente
al verle pasar o a mi lado sentarce\".