Las nubes rojas del cielo
en la puesta del Sol,
me hablan del misterio
de la existencia de Dios.
Después desaparecen
y el cielo oscurece.
Un instante de esplendor
como si antes de ocultarse,
el Sol quisiera dejarme
un bello recuerdo de amor.
En ese espectáculo fascinante,
sentí la presencia de un ángel.
Me dijo, no te preocupes,
todo está bien
así ha de ser, Dios todo lo sabe.
Si estás en una marea alta
y Dios no hace nada,
Él lo sabe no estás sola,
Él te guía y te acompaña.
Dios no interviene
porque Es el Testigo,
espera que todo
se haya cumplido.
Tú has de hacer lo mismo,
toda una vida no ha sido
tiempo perdido,
es un grano de arena
en la inmensidad del Universo.
La mejor virtud es la paciencia,
no creas que no tendrás
tu merecida recompensa,
porque todo está escrito
y Dios lo sabe.