Creo que una brisa de
hierba amaneció en mí,
la primera vez que te vi,
cuando tu voz acarició
mis manos, cuando mi
cuerpo se manifestó a intervalos,
sabiéndose a si mismo sin conocerte,
pero tu destino.
Cuando todo era flores, tú te mostraste camino,
cuando los pájaros estuvieron pendientes,
tú fuiste esa palabra repentina y diferente,
que me abrió los ojos tan sólo
con el soplar del viento,
que supo del árbol besar los cielos
y brotar en hojas secas de amor,
esa palabra,
en larga agua convertida,
en nido requerido a cobijo de las tempestades,
en verdades que por el aire, bien pudieron
ser llamadas montañas, valles,
tiempo solitario, río,
esa palabra que a sol y luna no creyó de rendiciones,
que fue por el amor porque lo vibró en sí,
¡como un noble verso de pasión abierta!,
¡como un canto libre inmenso en el corazón!
A los pies del mirador que se abría cuando mirabas,
esa mano fanal de sueños que te esperaba
como pensando,
ese poeta que pudo reclamarle a las puertas,
y grabar un poema en los mares,
y aparecer en el eco como un pórtico que la sombra encendía.
El atardecer se desgarra y todo tiene tu nombre,
como una góndola te deslizas por las ramas
del viejo sauce,
te arremolinas con las nubes,
te sonrosas cuando te llamo,
en tus plumas brillan las estrellas cuando la noche,
eres TÚ en todas ellas,
te escucho volar,
veo tu primer beso,
\"mi amor es una barca blanca
con olas pequeñas de papel,
con sabor a ti\"
T de S
MRGC
Namaste