Respiro aromas con mis ojos, aromas de una suave silueta que acompaña al perfume de tu piel dorada... Esencias de miradas lejanas. Escucho voces con mis ojos, voces que exhalan palabras, dulces y melodiosas, pero también ásperas y crueles... Palabras que salen de tu boca, boca que me libera, pero también me desgarra. Saboreo paisajes con mis ojos, desde verdes árboles hasta los grises pavimentos. Paisajes que nos separan con belleza y con nostalgia, llenos de soles y de lluvias que el otoño nos regala. Acaricio lugares con mis ojos, lugares fríos y oscuros, lugares cálidos y luminosos... Lugares que no son tus brazos ni mucho menos tus labios. Todos estos caminos devoran mis ojos, caminos llenos de objetos banales, de sentimientos que no han muerto, de vida, de lluvias, de soles, de flores y árboles, sin embargo, el destino siempre será el mismo... Mi destino está en tus ojos.