Voy cierta, segura y al instante indecisa,
sensata e insensata, prudente e inprudente...
Voy tras la duda y certidumbre
que al corazón enciende,
por ver sus ojos,
por la provocación de sus labios,
por el incendio de sus manos en la piel,
por lo callado y lo expresado
en un tiempo de ensueño,
por lo guardado en un mirar taciturno,
de crepúsculo medio,
de hojas de otoño.
Voy besándo con la yema de los dedos,
doliéndome eterna y certera
la palma de las manos que no tocan.
Y voy así, desnuda,
trepando los recuerdos,
entregándome sin pudor,
pero en silente amorío con su semblanza...
Contigo... pero sin tí.
Heber S. S.