En las vagas memorias de mi mente,
escondido, distante y doloroso,
surge un vago recuerdo intermitente
de un lejano julio maravilloso.
En aquellas eternas lejanías
ella surge como un lucero inerte
que ilumina las tristes y sombrías
confusiones que causa en mí la muerte.
Sin embargo ella es tan sólo eso,
un inerte lucero en mi memoria;
hoy no puedo sentir su dulce beso;
hoy sus ojos se encuentran en la gloria.
Hoy los días y las noches son heladas;
hoy toda la alegría se terminó;
pues en tierras distantes y nubladas
ella, sola y callada, falleció.