Yo vi la noche oscura…
¡qué dichosa aventura!
preñada de misterios, repleta de silencios, cargada de leyendas,
caballos que cabalgan sobre nubes oscuras y de sombras inquietas
-nublado, tenebrosidad, fantasmas, sonánbulas tinieblas, anochecer asceta-
ojos sin ojos, sueños dormidos y torcidas miradas de vientos de amargura.
Trin tran, trin tran, suenan las campanas,
trin tran, trin tran, la luna sale a pasear,
trin tran, trin tran, el cielo oculta su alma,
trin tran, trin tran, ya llega la oscuridad.
Yo vi la noche fría…
¡pesar del alma mía!
colmada de castillos multiformes con crestas puntiagudas y soplos de espuma gélida,
inundada de húmedos susurros que vuelan por el aire o que vagan por sus venas,
soplos de aire que hielan las entrañas y de mantos de escarcha de enormes turbulencias,
caprichosas tormentas, de pérfidas borrascas, susurros y lamentos que se pierden allá en la lejanía.
Trin tran, trin tran, resurgen las ánimas,
trin tran, trin tran, del cementerio al pasar,
trin tran, trin tran, con sus sombras alargadas
trin tran, trin tran, y yo me pongo a rezar.
Yo vi la noche pálida…
¡igual que mi aurea calida!
con penumbras de sauces llorones, de alargados chopos y de lilos de tristezas inundados,
montañas montaraces, nevadas prepotentes y colinas arropadas por montes escarpados,
caminos de brumas somnolientas, sueños sin alma, rotos por mor de horizontes truncados
de bellezas desnuda, vahos de niebla que inundan mi corazón de amor escuálida.
Trin tran, trin tran, El silencio inunda la plaza
trin tran, trin tran, veo un vecino pasar
trin tran, trin tran, adios, Juan, hasta mañana
trin tran, trin tran, comienza a clarear.